[Autor: Javier Tovar]
Tu corazón también peligra frente al nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que ha generado esta terrible pandemia. De hecho, lo que se ha ido observando es que, ante un contagio, puede ser probable que se produzca una sobrecarga sobre el corazón, así como un daño directo infeccioso e inflamatorio sobre el músculo cardíaco, incluso en ausencia de enfermedad cardíaca previa.
“Se conoce como ‘miocarditis’, que dependiendo del grado de afectación, puede empeorar la función de la bomba del corazón, así como el pronóstico del paciente.
Sobre todo en las formas graves lo debilita y puede favorecer una insuficiencia cardíaca grave o arritmias peligrosas”, destaca el doctor Roberto Martín Reyes, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital La Luz (Madrid).
De acuerdo con las principales conclusiones de la revisión de un estudio científico publicado en la revista ‘JAMA Cardiology‘, elaborado por expertos del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en Houston (UTHealth), y que ha sido publicado recientemente, el doctor sostiene que la lesión del músculo cardíaco puede ocurrir en cualquier paciente con o sin enfermedad cardíaca, pero el riesgo es mayor en aquellos que ya tienen una enfermedad cardíaca.
“La COVID-19 puede tener consecuencias fatales para las personas con enfermedad cardiovascular subyacente, además de causar daño cardíaco incluso en pacientes sin afecciones cardíacas subyacentes”, insiste el doctor Martín Reyes, en línea con este trabajo científico.
El jefe del Servicio de Cardiología del Hospital La Luz (Madrid) recuerda cómo la investigación tanto de anteriores epidemias de coronavirus, como del virus de la gripe, sugieren que las infecciones víricas pueden causar síndromes coronarios agudos, arritmias, así como la exacerbación de la insuficiencia cardíaca.
“Cualquier infección, incluida la causada por el coronavirus, produce una sobrecarga para el corazón, éste tiene que esforzarse más, trabajar más, para compensar la mayor demanda de oxígeno del organismo, debido al aumento de la temperatura, así como a las alteraciones que se producen en la sangre por la infección con mayor acidez, a las alteraciones de los iones (sodio, potasio), con aumento además de la frecuencia cardíaca”, señala el cardiólogo.
Según resalta, todo esto conlleva a que el corazón, estando previamente estable, se pueda descompensar y aumentar la retención de líquido pulmonar y en el resto del cuerpo.
“Por eso, en el caso de que un paciente presente patologías previas, como por ejemplo insuficiencia cardíaca, se ha visto que el corazón empeorará su funcionamiento”, destaca el experto.
EL PROBLEMA DE LA EDAD: LA SENESCENCIA DEL SISTEMA INMUNE
Es más, el cardiólogo recuerda que uno de los últimos boletines clínicos publicados por el Colegio Americano de Cardiología revelaba que la tasa de letalidad de COVID-19 para aquellos pacientes con enfermedad cardiovascular es del 10,5 %, al mismo tiempo que advertía de que las personas mayores de 65 años, con enfermedad coronaria o hipertensión, presentan una mayor probabilidad de experimentar síntomas más graves, además de que estos pacientes previsiblemente requerirán de cuidados críticos, en caso de contagio de COVID-19.
Igualmente, la Sociedad Española de Cardiología llama la atención sobre un trabajo científico publicado en ‘The Lancet’ sobre los primeros casos de COVID-19 en China, en el que se concluye que en el grupo de pacientes que sufrieron un desenlace fatal padecían más frecuentemente patologías como hipertensión arterial, diabetes mellitus, o bien cardiopatía isquémica.
No obstante, cuando analizaron todos los factores en conjunto, se vio que la edad avanzada continúa siendo el factor que más se relaciona con un pronóstico adverso.
Por eso, el doctor Abraham López, cardiólogo del Hospital La Luz (Madrid), remarca que los pacientes de edad avanzada son especialmente vulnerables a COVID-19.
Según argumenta, están inmunodeprimidos debido a su edad, lo que se conoce como ‘senescencia del sistema inmune’, un factor que, junto a la existencia de una enfermedad crónica cardíaca, hace que “tengan más riesgo de desarrollar complicaciones a nivel pulmonar, como podrían ser neumonía simple o neumonía bilateral y, por tanto, más riesgo de morir de distrés respiratorio”.
Por otro lado, el especialista menciona el caso de los pacientes con enfermedad de las arterias coronarias (angina de pecho o infarto previo), de quienes también alerta frente a una mala evolución en caso de contagio de COVID-19.
“Con esta infección se puede provocar un estado de inflamación que afecte a muchos tejidos del cuerpo, incluyendo los vasos sanguíneos del corazón (arterias coronarias), y se pueden romper las placas de colesterol que estaban estables con la aparición de infarto o de la isquemia cardíaca”, sostiene.
Asimismo, el doctor López subraya que otro problema que puede surgir es que algunos de los tratamientos necesarios para la infección pueden alterar el electrocardiograma y favorecer algunos tipos de arritmia.
RECOMENDACIONES PARA PACIENTES CARDIÓPATAS
Por todo ello, el cardiólogo remarca que para los pacientes cardiópatas, dentro de esta pandemia, es muy importante tomar el tratamiento pautado para mantener un estado estable, además de beber la cantidad de líquido indicado por su médico, evitando la ingesta excesiva de líquidos para que no los retengan y no se desestabilicen, así como no abusar de la sal.
“Es vital para todos adoptar las medidas de higiene conocidas, y ante síntomas de infección, se deben poner en contacto con su médico”, aconseja.
Finalmente, el experto del Hospital La Luz llama la atención sobre un tema difundido recientemente respecto a un probable mayor riesgo de complicaciones en pacientes que toman antihipertensivos de los grupos conocidos como ‘IECAS’ o ‘ARA II’: “Hasta la fecha no se ha documentado con evidencia científica que exista peor pronóstico, por lo que los pacientes deben mantener su tratamiento previo. Sí son bien conocidos los efectos beneficiosos de estos tratamientos en pacientes con patología cardíaca”.