[Autor: Infosalus]
[Fuente: Infosalus]
El reumatólogo del Hospital Infanta Leonor de Madrid, el doctor Enrique Calvo, ha advertido de las repercusiones de la gota no tratada, no solo a nivel articular, sino también a nivel cardiovascular, ya que los pacientes con gota tienen mayor mortalidad cardiovascular y mayor probabilidad de desarrollar enfermedad renal crónica avanzada.
Así se ha pronunciado el especialista en el marco del IV Encuentro del Grupo de Estudio de Artropatías Cristalinas de la SER (GEACSER), quien también ha destacado la aparición reciente de diferentes estudios sobre diferentes aspectos de la gota, tanto a nivel de pruebas de imagen para evaluar a los pacientes y conocer cómo les afecta la enfermedad, como a nivel de estudios genéticos y celulares, pasando por estudios sobre tratamientos para los ataques inflamatorios de las articulaciones y medicamentos para reducir el ácido úrico en sangre y así intentar curar la enfermedad.
Además, ha apuntado que varios artículos publicados siguen demostrando que la estrategia T2T (tratar por objetivos, para conseguir niveles de ácido úrico menores de 5-6 mg/dl con ciertos medicamentos) permite mejores resultados en pacientes con gota, con una disolución más intensa y rápida de los depósitos de cristales de ácido úrico en el cuerpo y menores secuelas en los huesos.
En este sentido, tal y como ha destacado, la ecografía se posiciona en uno de los primeros lugares como prueba de imagen para ayudar al reumatólogo en el diagnóstico, tratamiento y seguimiento del paciente con gota. Otras técnicas como el DECT o el SPCCT, sin embargo, siguen a día de hoy alejadas de la práctica diaria en Reumatología, aunque permiten localizar y cuantificar con detalle el depósito de cristales de urato.
Situación en pandemia por la COVID-19
La actual situación de pandemia por la COVID-19 está afectando a muchos pacientes con enfermedades reumáticas, incluidos los que tienen gota, ya que muchos servicios de Reumatología se han visto obligados a reducir, e incluso suspender su atención presencial.
«Los pacientes con gota frecuentemente experimentan ataques de inflamación articular que les obliga en muchas ocasiones a acudir a las urgencias de los hospitales, lo cual también ha sido muy difícil durante varios meses debido a la saturación de estos servicios por los enfermos con COVID-19», afirma Calvo.
«De esta forma, muchos pacientes se han visto obligados a automedicarse para superar los ataques de gota, mientras que en muchos de ellos no se ha podido avanzar en la subida de dosis de sus medicamentos para reducir el ácido úrico, de forma que se ha visto afectado su seguimiento y su tratamiento», advierte el doctor. Además, ha destacado que el confinamiento domiciliario afectó en gran medida la vida de estos pacientes, empeorando el sedentarismo y la alimentación de algunos de ellos, y favoreciendo los ataques de gota.
No obstante, ha puntualizado que «esto se ha subsanado en gran medida gracias al esfuerzo ingente de muchos reumatólogos han realizado teleconsultas (telefónicas, videoconsultas, correo electrónico…) para interesarse por sus pacientes y ayudarles con su enfermedad». En este sentido, la telemedicina ha supuesto un «verdadero salvavidas» para muchos de los pacientes con gota, ya que, tal y como ha recordado, un seguimiento proactivo de los mismos permite avanzar mejor en el tratamiento de esta enfermedad, potencialmente curable.