El autocuidado es un proceso voluntario, pero debe ser alentado desde todos los niveles y debe inculcar la importancia que tiene la actitud del paciente en su propia salud, es decir, el empoderamiento del paciente.
Si tú, como paciente, entiendes para qué debes seguir el tratamiento correctamente, será más sencillo que te involucres.
El punto crítico es que seas consciente de tu protagonismo en tu propia salud. Siempre hay pequeñas cosas que depende de ti, por tanto, debes centrarte en las cosas que están en tus manos e intentar no preocuparte por aquellas que no lo están y sobre las cuales no puedes actuar. Esto te va a generar mayor sentimiento de control y satisfacción.
Es necesario realizar de forma correcta el tratamiento farmacológico y no farmacológico, seguir un estilo de vida saludable y conocer los síntomas de alarma (pérdida de conocimiento, hinchazón de piernas, etc.) para solicitar de forma precoz valoración médica.