[Autor: Laura Clavijo]
[Fuente: El Médico Interactivo]
La pandemia provocada por la COVID-19 ha afectado a todo el sistema sanitario, impactando en la calidad y continuidad asistencial de los pacientes crónicos. Antoni Trilla, jefe del servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona y decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, realizó este miércoles este balance después de un año de pandemia, en el webinar de la Plataforma de Cronicidad Horizonte 2025 “Impacto del Covid-19 en la asistencia a los pacientes crónicos”, conducido por Francisco José Sáez, responsable del Grupo de Trabajo Cronicidad de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y miembro de CH2025.
Los pacientes con enfermedades crónicas han visto alterada durante la pandemia su rutina habitual de visitas médicas porque los centros de asistencia primaria estaban cerrados. “Se ha perdido la calidad y continuidad asistencial a los pacientes crónicos, ya sea por la saturación del sistema o por el miedo al contagio, que ha hecho que mucha gente se quede en casa”, explicó Trilla.
El médico epidemiólogo subraya la importancia de utilizar los aprendizajes que ha dejado esta pandemia para que situaciones similares no se repitan en el futuro. “La pandemia provocada por la COVID-19 ha sido una bofetada en la cara para todos nosotros, y ahora que ya nos estamos recuperando es momento de pensar qué debemos hacer para que esto no vuelva a suceder en el futuro o, si sucede, qué vamos a hacer para afrontarlo de la mejor manera posible”, afirmó.
Sanitarios agotados física, mental y emocionalmente
“El sistema sanitario ha sido tachado siempre de ‘excelente’ y me siento orgulloso de trabajar en él, pero cuando se ha visto estresado han sido los profesionales sanitarios quienes han demostrado ser realmente buenos”, dijo el doctor Trilla, que durante el webinar hizo referencia a las consecuencias que la pandemia ha causado, tanto en los sanitarios como en los ciudadanos.
La salud física y mental de los sanitarios se ha puesto en riesgo y hay gente que ha sufrido trastornos mentales realmente perjudiciales. Trilla habló del burnout, también denominado “síndrome del quemado” o “síndrome de estar quemado en el trabajo”. Es un estado de agotamiento físico, emocional y mental, el estrés causado por el trabajo y el estilo de vida del trabajador. “Los últimos meses que hemos vivido van a tener un impacto importante en la actitud frente a la vida de todos nosotros”, puntualizó el doctor Trilla. Algunos datos ya indican que la salud mental del colectivo sanitario se ha visto alterada y en la población en general empiezan a apreciarse incidencias de trastornos mentales.
Una mayor inversión económica es necesaria
“Acabar con la COVID-19 acabará con el dolor, el sufrimiento y los fallecimientos. Las cifras de pacientes hospitalizados y pacientes en las UCI marcan la nueva normalidad. Si avanzamos en la vacunación, la presión del sistema sanitario bajará con seguridad, como ha pasado en algunos países como Israel o Estados Unidos. Esto es una oportunidad de recuperar la normalidad, que no será nunca normal, será diferente”, expuso el doctor Trilla.
El médico relató que el gran problema de la COVID-19 ha sido atender a los pacientes infectados, pero también dejar de atender a los pacientes no COVID-19. “El equilibro es muy complicado, porque no hay recursos ni personal para atenderlos todos a la vez”, expresó, reconociendo que la gran preocupación es “recuperar la normalidad” para volver a atender a todo el mundo.
Respecto a la atención de pacientes crónicos, señaló que hay que recuperar el nivel de frecuentación de visitas, el control y seguimiento y la comunicación con ellos lo antes posible, “igual que en el caso de las listas de espera quirúrgicas”, en las que “vamos a tener que hacer muchos esfuerzos”.
Telemedicina
Dentro del abordaje en la atención al paciente cónico, Trilla opina que la telemedicina se va a quedar, pero no va a sustituir la relación entre médico y paciente. Sobre esto, Francisco José Sáez añadió que, en un contexto de “quiebra” de la Atención Primaria, el teléfono ha permitido atender a los pacientes crónicos, subrayando que los centros de Atención Primaria han permanecido cerrados “para evitar el contagio”. “La voluntad es recuperar la atención a los pacientes crónicos, pero a la vez seguir evitando el contagio”, concluyó Sáez.
En este contexto de atención al paciente crónico es preciso integrar salud y bienestar social. “Los trabajadores sociales son quienes pueden ayudar a las personas una vez que salen del médico y se van a sus casas”, según Trilla. En este contexto, las personas del entorno más cercano, ya sean amigos o vecinos, así como otros profesionales de la salud próximos al paciente, como los profesionales farmacéuticos, son fundamentales, destacó Trilla.
“El abordaje tiene que ser multidisciplinar y ahora es el momento para redefinir los roles profesionales, realizando inversión económica necesaria y decidiendo en qué se emplean los recursos. Formar a un médico o a una enfermera cuesta años. Si no se hacen más atractivos los salarios y las competencias profesionales acabaremos con un problema de estabilidad y precariedad que no nos interesa. Nuestros representantes legales deben discutir esto ahora, si pasan página ya nunca más nos tendrán en cuenta”, emplazó el médico.
Vacunación para volver a la normalidad
Antoni Trilla recordó que la campaña de vacunación sigue criterios de priorización basados en la edad y que, por ello, los grandes grupos de pacientes crónicos no aparecen. Comentó que si los índices de riesgo, gravedad, cronicidad o dependencia corresponden a un riesgo mayor de enfermedad por COVID-19 deberían ser factores a considerar en la estrategia de vacunación.
También enunció que tan importante como disponer de vacunas es la comunicación que se realza a la población. Al inicio, la gente estaba preocupada por la rapidez con la que se habían desarrollado las vacunas y en este momento los efectos adversos son el tema que provoca miedos e inseguridades. Esto se debe, según Trilla, a la comunicación contradictoria que las vacunas están causando. Él recomienda que las personas que puedan ponerse la vacuna se la pongan, porque así estarán bien protegidos de formas graves de la infección. Al resto, es decir, a la gente joven y sana, les pide que se vacunen para llegar a niveles que nos permitan acabar con las restricciones y las medidas actuales. “Solo mediante una buena campaña de vacunación conseguiremos reducir la transmisión de la enfermedad y volver a la normalidad”, finalizó.