[Autor: Helena Celma]
[Fuente: Mundo Deportivo]
La hipertensión arterial es una patología en la cual los vasos sanguíneos sufren una tensión demasiado alta de forma crónica que puede llegar a dañarlos. La tensión arterial es la fuerza que debe ejercer la sangre contra las paredes de los vasos sanguíneos en el momento de ser bombeados por el corazón. Por lo tanto, si tenemos la tensión alta, significa que nuestro corazón necesita bombear más veces para que llegue la sangre a todo nuestro cuerpo.
Se considera que una persona tiene hipertensión cuando las cifras que aparecen en las mediciones de tensión son igual o superiores a 140 mmHg de máxima (presión “sistólica”) o 90 mmHg de mínima (presión “diastólica”).
Con la hipertensión, las arterias se endurecen y se hacen más gruesas, dificultando así el flujo de sangre a través de ellas. Esta dolencia favorece que en las paredes se depositen colesterol o triglicéridos.
El problema de esta patología es que es muy silenciosa, dado que no presenta síntomas visibles a primera vista y el afectado no puede darse cuenta. El cuerpo se acostumbra a este sobreesfuerzo que debe realizar el corazón y solo se notan las consecuencias a largo plazo.
La hipertensión encabeza la lista de factores de riesgo cardiovascular, que hace referencia a las posibilidades de morir por alguna enfermedad cardiovascular, como un infarto, un ictus cerebral… en un periodo de 10 años. De hecho, hoy en día las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad en España.
Causas de la hipertensión
Sufrir hipertensión está relacionado normalmente con una serie de causas, como son el sedentarismo, el sobrepeso, el exceso de sal y alcohol en la dieta o el estrés prolongado. Eso sí, conviene distinguir las personas que sufren esta patología por los habitos de salud de aquellas que tienen una herencia genética.
Hay una serie de factores que, sumadas a la hipertensión, pueden aumentar el nivel de riesgo cardiovascular. Es el caso del colesterol alto, la diabetes, la obesidad, el tabaquismo, la edad…
¿Qué debo hacer?
Lo primero de todo, ¡c ontrola tu tensión! Acude a tu médico de forma regular para que te mida la presión arterial. Recuerda que se considera que se sufre de hipertensión cuando las mediciones son igual o superiores a 140 mmHg de máxima (presión “sistólica”) o 90 mmHg de mínima (presión “diastólica”).
Es importante remarcar que el tratamiento más efectivo contra esta patología es el cambio de hábitos saludables. Estos son algunos que te pueden ayudar.
– Pierde unos kilos en caso de tener sobrepeso.
– Haz ejercicio suave.
– No tomes tanta sal.
– Olvídate del alcohol y el tabaco.
Estos cambios son útiles si solo sufres hipertensión, pero si también existen otros factores que pueden suponer un riesgo en nuestra salud cardiovascular o vemos que el cambio de hábitos no hace disminuir la tensión arterial, entonces se recomienda el tratamiento farmacológico. Hay varios tipos que pueden ayudarnos, como los diuréticos o los betabloqueantes, pero debemos acudir a nuestro médico para que nos indique cuál es la mejor opción para nosotros.