[Autor: Gladys Mita Ramos]
[Fuente: erbol]
María (nombre ficticio) en afueras de la Unidad de Nefrología, Hemodiálisis y Transplante Renal del Hospital de Clínicas de la ciudad de La Paz.
“El doctor me ha dicho: estas mal alimentada, y por eso te ha agarrado ésta enfermedad (diabetes)”, dijo doña María (nombre ficticio). Ella tiene 60 años y hace 18 años que tiene diabetes, su salud se fue complicando tanto que tiene daño renal, problemas de visión y en estos últimos días le detectaron desnutrición.
En 2017, en Bolivia se registraron 372.166 casos positivos de diabetes de los cuales el mayor porcentaje se registra en Santa Cruz, seguidos de La Paz y Cochabamba. Esto casos con el tiempo pueden provocar daños en los riñones lo que, a la larga, si no es tratado, puede llevar a las personas a la muerte.
Una enfermedad renal es desencadenada por múltiples factores y entre los principales están los alimenticios, hábitos como el tabaquismo y el alcoholismo, y otras enfermedades asociadas como la diabetes, la hipertensión, “pueden desarrollar una enfermedad renal”, explicó el nefrólogo Wilder Villca, de la Unidad de Nefrología, Hemodiálisis y Trasplante renal, del Hospital de Clínicas de La Paz.
La mala alimentación provoca malnutrición y para combatirla es de vital importancia tener acceso a una alimentación sana, que significa consumir una amplia variedad de alimentos y de forma equilibrada, que contengan nutrientes, proteínas, carbohidratos, grasas, agua, vitaminas y minerales.
Sin embargo, no todos tienen esa posibilidad, por la falta de recursos económicos, ese es el caso de doña María.
De mal en peor
Ella tuvo y tiene una vida difícil de afrontar, como muchos bolivianos y bolivianas, llegó a la ciudad de La Paz desde el área rural en busca de mejores oportunidades y huyendo del maltrato al que era sometida por parte de su padre, quien no solo la golpeaba, después de que su madre falleciera, sino que también abusó de ella.
“Yo soy huérfana, mi mamá a muerto cuando tenía ocho años, mi papá mucho me pegaba, muy mal me ha hecho, mi papá me ha abusado, yo tenía 12 años y ahí me ha abusado, mi mamá igual tenía diabetes y ha sufrido, y yo me se escapar, en la casa del perro se dormir, con los chanchos se dormir, me se escapar”, relató en su idioma madre, el aimara.
Pero, las dificultades continuaron pues ha tenido que criar sola a sus seis hijos ya que el marido la abandono, de todos modos, poco o nada aportaba en el hogar. “Mi marido no me daba dinero, para la semana me dejaba apenas cinco bolivianos, me decía hueso blanco comprate, hueso rojo comprate, no se querer comprar el hueso rojo porque tiene harta grasa, igual el hueso blanco, a veces las menudencias de pollo nomás se comprarme, con eso se hacerme hervir caldito”, sostuvo.
Es por todo esto que ella nunca tuvo una buena alimentación, con alimentos sanos y nutritivos, pues lo poco que ganaba, lavando ropa ajena, apenas le alcanzaba para comprar una libra de azúcar y una libra de harina con lo que preparaba tortillas que acompañaba con chuños (papa deshidratada).
“Antes, papa y tortilla nomás comía, no hay trabajo no había nada, pero el doctor me ha dicho que la tortilla no es alimento, también comíamos chuño con sal, no había carne porque no había plata, a mis wawas (hijos en idioma aimara) así nomás he criado, a veces no había qué comer y a mis hijos les daba chuño con sal, o a veces con huevito”, dijo.
Las dos caras de la moneda
Si bien doña María no tenía, ni tiene, una buena alimentación por falta de recursos económicos, existen otros casos en que gente, que tiene más dinero, se va a los excesos en el consumo de ciertos alimentos altos en carbohidrato y grasas, lo que también les provoca ciertas enfermedades.
“Ambos extremos de clases sociales, clase baja y clase alta, tienen cierta predisposición a algunas enfermedades, lamentablemente las personas de bajos recursos económicos no pueden acceder a ciertos alimentos que son necesarios para la buena alimentación, entre frutas y verduras, y consumen lo que está a la mano sobre todo carbohidratos y frituras o comida rápida (…) Ahora hay pacientes de recursos económicos altos con tendencia a cálculos renales porque hay un consumo excesivo de ciertos alimentos como los chocolates, parrilladas, alcoholo, el asado, eso predispone a desarrollar cálculo renal”, sostuvo el nefrólogo Villca.
Tanto la desnutrición como la obesidad van a influir en la enfermedad renal.
El sobrepeso y la obesidad se han convertido en problemas de salud sin precedentes. La Organización Mundial de Salud (OMS) lo denomina como la epidemia del siglo XXI en el mundo.
En Bolivia, tres de cada diez estudiantes tienen sobrepeso y obesidad, el 35,6 por ciento de los escolares de 5 a 18 años tienen prevalencia de malnutrición por exceso (sobrepeso y obesidad). El 21,9 por ciento está con sobrepeso; el 11,1 por ciento con obesidad y el 2,2 por ciento con obesidad severa, según el estudio: “Prevalencia de sobrepeso y obesidad de los escolares y adolescentes en Bolivia” realizada por el Postgrado en Ciencias del Desarrollo (CIDES) de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), la Unidad de Alimentación y Nutrición de la Dirección General de Promoción de la Salud del Ministerio de Salud, y UNICEF, que fueron presentados en 2020, y por lo que el Gobierno declaró epidemia nacional de malnutrición por sobrepeso y obesidad en la población escolar y adolescente.
Tener sobrepeso significa que el peso corporal esté por encima de lo que se considera normal y saludable (tomando en cuenta la edad, sexo, complexión física). En cambio, la obesidad es el exceso de grasa corporal que se deposita y se acumula de forma generalizada. El indicador que se utiliza para medir estos problemas se llama Índice de Masa Corporal (IMC).
Entre los alimentos que contienen bastante colesterol están las frituras, pollo, carne de cerdo, que “son los alimentos principales que predisponen a enfermedades renales”, indicó Villca.
El nefrólogo recomienda una dieta con bajo consumo de sal, menos de dos gramos por día, bajo consumo de azúcar, lo que no significa que se anule la sal o el azúcar de la mesa sino no exceder en su utilización. El consumo de frutas y verduras es básico, no se debe exceder de carnes ni de los alimentos procesados. Y lo más importante, el pilar fundamental, es la hidratación, de un litro y medio de agua por día, para cuidar una irrigación sanguínea a nivel de los riñones.
En parte, este problema de salud es consecuencia de sistemas agro-alimentarios que han sufrido cambios en las últimas décadas. La dependencia de alimentos abundantes en grasa y azúcar, ultra procesados e industrializados, no favorece a la alimentación saludable y provoca Enfermedades No Transmisibles (ENT) como diabetes, problemas cardiovasculares, trastornos físicos y otros. El riesgo de contraer estas enfermedades crece con el aumento del Índice de Masa Corporal (IMC).
El criterio de Villca, los alimentos transgénicos son las principales causas de ciertas enfermedades como los cálculos renales o predisponen a la inflamación a nivel renal y esto predispone a que haya un deterioro progresivo de la función renal. “Los alimentos orgánicos, las frutas y las verduras, son alimentos que se pueden recomendar”, acotó.
El acceso a alimentos suficientes, seguros y nutritivos, es central para alcanzar la seguridad y soberanía alimentaria. Para una alimentación sana y nutritiva son muy importantes las políticas de promoción de prácticas agrícolas ecológicas.
La alimentación sana y la agroecología están íntimamente conectadas. Históricamente los agricultores familiares (formados por el sector campesino e indígena) son los productores de alimentos orgánicos y diversificados, por tanto, constituyen la columna vertebral de la seguridad y soberanía alimentaria. Lamentablemente, en la actualidad están siendo desplazados por el sistema agro-alimentario a gran escala llamado también “agronegocio”.
Falta de información y ayuda
Otro factor, para no tener una buena alimentación, es la falta de información y la ayuda a la hora de saber más sobre los nutrientes que puede aportar cada alimento, así explicó Verónica Carlo, madre de un bebé de un año y un mes quien tiene desnutrición y que está siendo atendido en el Centro de Nutrición Infantil Albina R. de Patiño de la ciudad de El Alto.
“Mi hijo no ha tenido un buen habito de alimentación, para mí no quería comer, solamente le daba sopita al medio día y en la noche, leche no me aceptaba, ni desayuno, ni la merienda, nada, por eso tiene talla baja y anemia”, sostuvo.
Verónica encontró una gran ayuda y apoyo en el Centro de Nutrición Infantil Albina R. de Patiño, pues no solo tienen internado al niño de manera gratuita, sino que le están enseñando a la joven madre la forma de preparación de alimentos nutritivos para su bebé.
“Antes de llegar aquí he ido a parar al hospital porque mi hijo a presentado vómitos y se lo veía pálido, no me he dado cuenta en el grado en el que estaba, le han hecho transfusión de sangre porque su anemia estaba bastante avanzada, una parte fue mi error por no insistir para que coma, yo decía ya va comer y estaba comiendo, pero no como aquí que come cinco veces al día y en la noche tres veces la leche”, manifestó.
En su embarazo, ella, tampoco tuvo una buena alimentación por la cuarentena rígida por el Covid 19 y porque en el centro de salud al que asistía le dijeron que estaba “muy gorda y que debía bajar de peso”.
“Yo me he ido al otro extremo, como en el otro centro me decían que estaba muy gorda entonces me fui al otro extremo, comía sólo verduras y frutas y no consumí carne roja ni pollo”, dijo.
Ahora, con la ayuda del centro está mejorando su alimentación. “Estoy volviendo a comer carnes, pollos, hígado, aquí estoy viendo que no me tengo que ir a los extremos, aquí nos dan una capacitación, la cantidad y que alimentos son saludables, estamos dejando de comer las frituras, mortadelas, y es más naturales los alimentos”, acotó.
Edson Caero, médico pediatra del Centro de Nutrición Infantil Albina R. de Patiño, indicó que la mejor alimentación es en la infancia, por eso que atienden a niños menores de cinco años para la internación. “A veces nos llegan niños con problemas de desnutrición de primer, segundo y tercer grado, donde vemos la falencia que tenemos los papás en la alimentación de los niños. (…) Lo primero es una buena lactancia materna, desde el momento del nacimiento hasta los seis meses tiene que ser exclusiva, y a partir de los seis meses se puede hacer una alimentación complementaria”, acotó.
Cuando llegan al centro los niños, les hacen una valoración con un equipo multidisciplinario y les enseñamos a los papás cómo es una alimentación adecuada. Indicó que una alimentación saludable tiene que ser siempre en base a alimentos como leche, carnes, huevos, frutas y verduras, pero que a veces los papás por falta de recursos económicos o falta de estimulación para los niños les dan comida chatarra que no es una alimentación adecuada.
Importancia de la buena alimentación
Por su parte la nutricionista del centro, Tatiana Pari, manifestó que en este tiempo de pandemia una buena y sana alimentación es importante para hacerle frente al Covid 19.
Pari sugiere comer alimentos con menos procesos de industrialización. “Como personas, los alimentos que más debemos consumir son los alimentos que menos proceso de industrialización tienen, sin adición de agroquímicos, pesticidas. Un jefe de familia deberíamos buscar los alimentos más naturales, sin ningún proceso de industrialización como la papa que cocida mantiene sus nutrientes, pero si es industrializada como en chips los pierde. Muchos papás han dejado de elaborar las papillas y prefieren comprarlo de la farmacia”, dijo.
En su criterio, los ciudadanos debemos saber diferenciar los alimentos y siempre promocionar el consumo local. “En nuestro país hay muy poca regulación de eso, ingresan de los países vecinos, es conocido que de Chile llega frutas sabrosas, pero con diferentes componentes aditivos, no sabemos la forma en que fueron cultivados; si bien nuestros alimentos son poco vistosos, más pequeños o talvez cueste lo mismo que un producto extranjero se debe priorizar los productos locales”.
El responsable del Programa de Enfermedades no Transmisibles, del Ministerio de Salud, Daniel Palacios, coincide con los criterios de apostar por una alimentación saludable para evitar tener una población enferma. “Para no tener personas diabéticas se tienes que orientar a un paciente a una alimentación correcta y se tiene que tomar estrategias desde un nivel inicial de colegio, porque ese niño que este con sobre peso ahora cuando este en la edad adulta tendrá una obesidad mayor, también glicemia elevada y en la edad adulta desencadenará en diabetes”, enfatizó.
Desde el ministerio se está trabajando el proyectos y políticas para tomar acciones para la transformación de los hábitos alimenticios en especial en la población joven. Sin embargo, sostuvo que es un trabajo de toda la sociedad.
“Es una terea multisectorial, influye el profesor, el papá, el médico, entonces debemos tomar acciones conjuntas, salimos a la calle y vemos comida chatarra, se debe orientar a los niños desde la casa”, puntualizó.
Una mala alimentación puede tener un costo muy alto como es el de la vida o la muerte. Miles de personas están batallando contra alguna enfermedad que tiene como principal factor los hábitos alimenticios, como es el caso de doña María, quien lucha contra la diabetes desde hacer 18 años. “El doctor me ha dicho: estas mal alimentada por eso te ha agarrado ésta enfermedad”, dijo.
Reportaje elaborado en el marco de la Cumbre Independiente de Sistemas Alimentarios CISA
Source:https://erbol.com.bo/gente/el-alto-precio-de-la-mala-alimentaci%C3%B3n