[Autor: A. Gil]
[Fuente: heraldo]
La presión por retomar los ritmos cotidianos y la resaca de las vacaciones pueden generar frustración.
Septiembre está literalmente, llamando a la puerta. Y muchos todavía no queremos abrirle, ya que esto significa volver a la rutina y hacer frente a todos los excesos de las vacaciones. Tarde o temprano, toca enfrentarse a la báscula, al espejo y muy probablemente al estado físico general.
Retomar los hábitos de vida más saludables y volver a hacer ejercicio después del verano puede ser una frustración: o bien hemos engordado o bien volvemos al gimnasio y nos sentimos flojos o sin fuerzas. Lo importante de este proceso es entender que hay que dar pequeños pasos y ser constante para recuperar la buena forma lo antes posible (pero siempre sin correr).
La dieta desempeña un papel decisivo tanto en la recuperación de la buena forma como en la manera en la que se lidie con la vuelta a la rutina. El mejor consejo es jugar con la alimentación y las recetas: comer siempre limpio pero sin ser demasiado restrictivo y jugar con las recetas. Es muy fácil recrear platos jugosos que asociamos a momentos de ocio cambiando ligeramente la cantidad de aceite que se use o la manera de cocinarlos.
El deporte, organizado
Por otro lado, hay que saber organizar correctamente los entrenamientos y las sesiones deportivas para no plantearse objetivos demasiado exigentes o acabar lesionándose. El preparador físico Miguel Barrios (colegiado número 61014) recuerda contar, primero, con el tiempo que se tiene a disposición para entrenar. Si solo se disponen de dos días a la semana, habrá que estructurar los entrenamientos entorno a ese tiempo y no intentar sacar horas de donde no las hay.
Igualmente, hay que recordar la importancia del descanso. Aunque tengamos muchas ganas de recuperarla forma física y estética, cabe entender que no hay que correr y que no sirve para nada entrenar todos los días de la semana sin descanso, ya que el cuerpo necesita reposar y descansar para mostrar resultados tanto estético como a nivel de fuerza y resistencia. Forzarnos por encima de nuestro límite puede acabar provocando lesiones.