[Autor: Daniel Nasuti]
[Fuente: ambito]
Es crucial entender que el primer paso para disminuir la cantidad de muertes debido a las condiciones cardíacas es la prevención.
Las enfermedades cardiovasculares son responsables de la gran mayoría de las muertes a nivel mundial, al punto que, según la OMS, en 2019 el 32% de las mismas estuvieron relacionadas con algún tipo de condición cardíaca previa. Argentina no escapa a esta regla: 280 personas fallecen por día a causa de estas enfermedades. Sin embargo, gracias a los avances en diagnóstico y tratamiento médico, en las últimas décadas se ha reducido su letalidad entre 20 y 30%.
Como en todas las áreas de la medicina, aquí tampoco se trata de magia. Las soluciones digitales han sido clave para obtener información de las causas y el estado actual de la población con este tipo de padecimientos. Y sin duda, esto ha servido para que los profesionales de la salud tengan un panorama más amplio y así poder determinar los tipos de pruebas que sean necesarias según el caso y, con base en los resultados de los exámenes, prevenir que las enfermedades se agraven mediante tratamientos adecuados y un seguimiento completo.
Las dietas poco saludables, la inactividad física, el consumo de tabaco y de alcohol se caracterizan por ser los factores de riesgo conductuales más importantes en enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Estos se pueden manifestar en las personas en la presión arterial elevada, glucosa en sangre elevada, lípidos en sangre elevados, sobrepeso y obesidad. Existen también otros elementos como el cambio social, económico y cultural: la globalización, el envejecimiento, la pobreza, el estrés y los factores hereditarios que tienden a ser otros determinantes de este tipo de enfermedades.
Pero, en definitiva, el número de muertes se debe a menudo a la dificultad para identificar los síntomas más comunes de las enfermedades cardiovasculares, especialmente las enfermedades de obstrucción de los vasos sanguíneos cuando no hay un seguimiento temprano. Por lo general, cuando la enfermedad alcanza una fase aguda se puede presentar un ataque cardíaco o un derrame cerebral – siendo el primer signo de una enfermedad subyacente. Los síntomas de un ataque cardíaco incluyen dolor en el centro del pecho, en los brazos, el hombro izquierdo, en los codos, en la mandíbula o en la espalda y, asimismo, se puede experimentar dificultad para respirar, tener náuseas, vómito y desmayo.
Las personas que experimentan estos síntomas deben buscar atención médica de inmediato, porque múltiples exámenes pueden ayudar a identificar un infarto agudo – como un electrocardiograma, pruebas de laboratorio como Troponina de Alta Sensibilidad y Péptidos Natriuréticos de tipo B, y las pruebas de imágenes diagnósticas cardíacas, que también pueden apoyar para brindar un tratamiento adecuado y oportuno, evitando así el riesgo de muerte.
Por eso, es crucial entender que el primer paso para disminuir la cantidad de muertes debido a las condiciones cardíacas es la prevención. Para aumentar la esperanza de vida de los pacientes de estas enfermedades, es esencial proporcionarles un diagnóstico preciso, una terapia adaptada y un seguimiento continuo. Disponer de la información adecuada en el momento oportuno salvará millones de vidas.