[Autor: Mónica De Haro]
[Fuente: vida-estilo.yahoo]
La pandemia provocada por la Covid-19 nos ha cambiado a muchos niveles, pero sin duda lo más relevante ha sido cómo vigilamos algunos de nuestros síntomas desde entonces: la fiebre, la tos, el dolor en el pecho o las molestias de garganta. Pero, ¿nos hemos olvidado de otras enfermedades por el camino?
Tras la celebración del Día Mundial del Corazón conviene recordar que la primera causa de muerte en el mundo son las enfermedades cardiovasculares, originadas por múltiples factores como la hipertensión, que padece al menos 1 de cada 10 españoles. Lo que significa que el 13 por ciento padece hipertensión como enfermedad crónica.
De hecho, según los datos facilitados por la Sociedad Española de Cardiología (SEC), el 42,6 por ciento de la población adulta española es hipertensa; aunque el 37,4 por ciento de ellos se encuentra sin diagnosticar. Y es que lo difícil de estas enfermedades siempre es cómo detectarlas a tiempo.
Sin tratamiento, la presión arterial alta puede originar graves consecuencias para nuestra salud, entre ellas, discapacidad o una mala calidad de vida. Además, aumenta notablemente el riesgo de un ataque al corazón o de un accidente cerebrovascular fatal (trombosis o derrame cerebral).
Por eso es importante conocer las señales o síntomas de hipertensión y prestarles la debida atención para que no vayan a más. Los más comunes son dolor de cabeza, zumbido de oídos, mareos y náuseas. Puede que los hayas sufrido a menudo pero no has llegado a relacionarlos con esta patología que, por otro lado, prevalece en el género masculino, con un 16 por ciento, frente al 9,3 por ciento de las mujeres.
Sin embargo, los mareos, la visión borrosa, el dolor de cabeza o el dolor en la nuca generalmente surgen cuando la presión aumenta muy rápidamente, como ocurre en situaciones de estrés intenso o tras la toma de ciertos medicamentos.
En cambio, en los casos donde la presión va aumentando gradualmente a lo largo de los años debido a malos hábitos, es poco común que surjan síntomas, pues el cuerpo va adaptándose paulatinamente, lo que hace que la presión alta sea considerada una «enfermedad silenciosa».
No obstante, hay otras señales -todavía más desconocidas- que también deberían hacerte sospechar de que tu presión arterial no está bien. Como la fiebre, el dolor de estómago y el insomnio.
La literatura científica sugiere que las personas con insomnio que duermen poco de noche o están híper alertas durante el día tienen alto riesgo de padecer hipertensión, como ocurre con las personas con otros factores de riesgo, como la obesidad, los lípidos elevados o el tabaquismo, entre otros.
Cuanto menos duermas, más puede aumentar tu presión arterial. Las personas que duermen seis horas o menos pueden tener aumentos más pronunciados de la presión arterial. Si ya tienes presión arterial alta, no dormir bien puede empeorar la situación.
Se cree que el sueño ayuda a tu cuerpo a controlar las hormonas necesarias para regular al estrés y el metabolismo. Con el tiempo, la falta de sueño puede provocar cambios hormonales, generar presión arterial alta y otros factores de riesgo de enfermedad cardíaca, según la Clínica Mayo.
Descansar no solamente es fundamental para el cerebro, sino que tiene muchas otras consecuencias, tal y como publica Muy Interesante. Afecta a casi todos los tejidos de nuestro cuerpo, a las hormonas de crecimiento y del estrés, a nuestro sistema inmunitario, al apetito, la respiración, la presión arterial y la salud cardiovascular.
Y, ¿de qué forma se ve afectada la presión arterial si dormimos menos de seis horas al día? Pues la presión arterial sistólica aumenta hasta 132 (cuando lo ideal es tenerla por debajo de 120). Esto se consigue, en lo que concierne al sueño, durmiendo las horas adecuadas cada noche.
Es decir, una falta de sueño regular puede provocar presión arterial alta (hipertensión arterial) tanto en niños como en adultos. De modo que en pacientes con insomnio crónico por diferentes motivos, bien sea primario como secundario, por ronquidos y apneas del sueño, por ejemplo, se ha demostrado mayor incidencia de hipertensión arterial, sobre todo al despertar.
Por eso, si duermes poco y no acabas de encontrarte bien es necesario que te sometas a una valoración especifica de los patrones de sueño dentro de la valoración, estudio y tratamiento de la hipertensión arterial. Sobre todo, si además de no descansar, también sufres alguno de los síntomas que hemos señalado.
Recuerda que entre las prácticas más adecuadas para evitar la hipertensión están llevar una buena alimentación, controlando el exceso de sal y el consumo de alimentos ultra procesados, evitar las sustancias nocivas como el alcohol o el tabaco, así como ejercitarse al menos 30 minutos cada día, y por supuesto, respetar las horas de descanso.
Mucho más en el caso de las personas que sufren de hipertensión arterial, ya que el descanso permite estabilizar la presión arterial del cuerpo y así evitar que se altere el organismo. Se recomienda dormir entre 7 a 8 horas, si fueran menos podría generar problemas de la salud.