Se pueden producir sangrados en músculos, ligamentos, tendones y espacios subcutáneos.
Si son superficiales pueden solucionarse con frío y presión.
En algunos músculos profundos, la inflamación podría ejercer presión en nervios y arterias. Hay que prestar también especial atención a los sangrados en escroto, nalgas o muslos. Si se produce daño en una zona donde se encuentre algún órgano vital, hay que acudir al centro médico para evaluar la gravedad.