[Autor: Raquel Serrano]
[Fuente: Diario Médico]
Es un fenómeno comprobado que las infecciones víricas sienten ‘especial predilección’ por el corazón. De hecho, en el mes de marzo de 2020 fueron muchos los pacientes con SARS-CoV-2, sobre todo los de mayor gravedad, en los que se observaba, en mayor o menor medida, afectación cardíaca que, a día de hoy, no ha sido analizada a pesar de haberse demostrado el papel preponderante del proceso cardiovascular en la covid-19.
«Es esencial, pues es factor de riesgo y de pronóstico de la infección. Sin embargo, aún no se ha concretado su alcance: qué secuelas pueden quedar en el corazón de estos pacientes es un aspecto que todavía se desconoce. Por ello, buscar afectación cardíaca, y conocer su prevalencia, en pacientes que padecieron covid-19 en la primera ola de la pandemia es primordial para la evolución de los afectados», explica Javier Bermejo Thomas, jefe de Sección y coordinador de Cardiología no Invasiva e Imagen Cardiaca, del Servicio de Cardiología del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, quien añade que, aunque no se ha concretado, se sospecha de que el síndrome inflamatorio sistémico puede estar relacionado con un daño miocárdico secundario, más aún teniendo en cuenta que hay casos descritos en Estados Unidos de muerte súbita y arritmias graves, sobre todo en personas jóvenes deportistas, “en los que hay que determinar si podrían estar relacionados con afectación a largo plazo de la covid-19 en el corazón”.
Controlar a los que no tenían cardiopatía previa
Con este objetivo, el equipo de Cardiología, que dirige Francisco Fernández-Avilés, va a iniciar un estudio, el mayor en España, a través del que se analizarán, con datos de 400 pacientes que se contagiaron durante la primera fase de la pandemia, las implicaciones cardiovasculares de la covid-19.
Es, además, el primero en el mundo que analiza las potenciales secuelas de la covid-19 sobre el corazón, ya que previamente ha habido análisis de estas características, pero centradas en la fase aguda de la enfermedad. “Lo novedoso es que nos alejamos en el tiempo y buscamos enfermedad cardíaca en pacientes postcovid-19, intentando determinar si la infección ha originado lesiones a estos pacientes que previamente al contagio no tenían cardiopatías”.
El proyecto, que ha recibido una beca de investigación de las ‘Ayudas a la Investigación Biomédica 2020’ que otorga la Fundación Francisco Soria Melguizo, intentará además concretar si una mayor gravedad cardíaca derivada del SARS-Cov-2 se correlaciona con más impacto cardiovascular global, señala el cardiólogo.
Los investigadores se centrarán en el estudio de distintas cohortes de pacientes que pasaron la covid-19 con diversos tipos de severidad: un grupo de críticos que estuvieron intubados e ingresados en unidades de cuidados intensivos de distintos hospitales de España; otro de pacientes ingresados con neumonía o con síntomas leves en tratamiento domiciliario y, por último, pacientes en los que el estudio de seroprevalencia, realizado en el Centro Nacional de Epidemiología, demostró que habían pasado la infección de forma asintomática.
“En cada uno de estos grupos se va a estudiar a fondo el corazón para intentar detectar cuál es la prevalencia real y concretar el alcance del daño en el miocardio o en las arterias coronarias o en la circulación pulmonar, así como si existe hipertensión pulmonar residual”, explica el también investigador del Ciber de Enfermedades Cardiovasculares (CiberCV).
Según Bermejo, una de las hipótesis de partida, que habrá que confirmar, es que puede existir una cierta correlación entre la gravedad de la infección por SARS-CoV-2 y el daño miocárdico residual; el que aparece en el corazón finalmente. «Para confirmarlo, adaptaremos el número de pacientes de cada uno de esos grupos para tener sensibilidad suficiente y detectarlo”.
En el desarrollo del proyecto, que se prolongará durante dos años, también participan los grupos de Marina Pollán en el CiberESP, Antonio Torres y Patricia Muñoz, en el CiberES, así como Isabel del Cura REDissec y Borja Ibañez y Pedro Luis Sánchez, Begoña López-Salazar y Pablo Martínez Legazpi del CiberCV y del CNIC, centro que cuenta con cohortes históricas, muy bien determinadas de pacientes con afectación cardíaca.