[Autor: Gema Suárez Mellado]
[Fuente: Diario Médico]
Está demostrado que cuantos más profesionales sanitarios intervienen con un paciente en el proceso de cesación tabáquica tiene más probabilidades de dejar de fumar que si lo hace uno solo. Así quedó de manifiesto en un debate entre médicos y farmacéuticos organizado por la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac) el pasado martes, 12 de enero, con motivo de la presentación de un estudio sobre la eficacia de la intervención farmacéutica en este ámbito.
En el debate participaron Andres Zamorano, presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT); Carlos Jiménez, neumólogo especialista en tabaquismo y presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ); Diego Villalón, cofundador de la Fundación Más que ideas; Javier Plaza, vicepresidente 3º de Sefac; Joan Antoni Ribera, de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria; Joaquín Ríos, vocal de Sefac ARN; Leyre Gaztelurrutia, coordinador del Área de Tabaquismo del Grupo de Respiratorio y Tabaquismo de Sefac; Sonia Cebrián, vocal de Sefac Comunidad Valenciana, y Jesús Gómez, expresidente de Sefac, que actuó como moderador.
Para Zamorano, «todos los profesionales sanitarios tienen que tratar de influir en la población, que está viendo que es muy importante que el médico, el farmacéutico, el enfermero, el psicólogo y el especialista le insistan en la cesación tabáquica». En su opinión, el número de intervenciones, el tiempo dedicado y el número de profesionales que participan es muy importante para la cesación tabáquica».
Según este experto, la «colaboración entre profesionales es fundamental en tabaquismo» y el farmacéutico puede hacer mucho a la hora de explicar la forma de tomar la medicación, los efectos adversos y e impulsar la adherencia al tratamiento«.
Problemas en el camino
Ahora bien, en este trabajo colaborativo Gómez apuntó un problema que puede contribuir a la pérdida en el camino de pacientes que quieren abandonar el hábito de fumar, y es que desde que el farmacéutico detecta a un fumador, se le invita a dejar de fumar y acepta y es derivado a su médico de Atención Primaria (AP) hasta que se le da cita se pierde un tiempo muy valioso. Esta realidad es también reconocida por Ribera, quien afirmó que el «que quiere dejar de fumar es una urgencia que debe abordarse de inmediato». A su juicio, lo ideal sería «aquí te pillo aquí te trato».
En este sentido, Villalón apuntó que para que esto se dé es necesario mucha motivación por parte del profesional sanitario y también del paciente, lo que contribuirá a un resultado más exitoso del propósito de dejar de fumar.
Gómez también planteó el problema que tienen los farmacéuticos a la hora de hacer una correcta atención farmacéutica y una buena intervención en cesación tabáquica y es que no cuentan con la historia clínica del paciente, a lo que Ribera respondió que, aunque él está de acuerdo con que tuvieran el acceso a estos datos, «eso no es excusa para no hacer una intervención en tabaquismo y para que no haya relación entre Atención Primaria y farmacia comunitaria, de manera que puedan mantener reuniones para analizar casos clínicos y mantengan canales abiertos de comunicación oficiales o personales para momentos de dudas, recaídas o ciertas situaciones de riesgo»
Individualizar el seguimiento
Otro punto de reflexión fue cómo se hace el seguimiento de los fumadores ya sea en farmacia comunitaria como en las consultas de los médicos. Los participantes en la mesa redonda on line coincidieron en que tiene que haber un protocolo y un método, sobre todo si lo que se pretende es llevar a cabo un ensayo clínico (en el estudio mencionado realizado en farmacias se hacía una entrevista inicial, otras de seguimiento a los 7, 15, 30, 60 y 180 días y una visita final a los 12 meses). Ahora bien, Villalón y Gomez reconocieron que el seguimiento debe adaptarse a las circunstancias de cada persona. Así, el cofundador de la Fundación Más que ideas reconoció que se pueden perder muchos pacientes en el proceso de cesación cuando se programa un exceso de visitas, «porque puede producir sensación de cierta vigilancia y control».
De la misma opinión es Zamorano, quien cree «hay que aprovechar cualquier oportunidad para intervenir» y defiende esa individualización del seguimiento desde un punto de vista de la práctica asistencial, porque unos querrán más visitas y otros menos», pero introduce un matiz: «Aunque haya que respetar los ritmos del paciente, el profesional sanitario es el que debe llevar las riendas del proceso».
Hay que saltar el mostrador
Pero Villalón fue más allá y defendió la idea de que «la labor del farmacéutico en la cesación tabáquica no tiene que limitarse a la oficina de farmacia y al mostrador». «Sería fantástico -añadió- contar con el farmacéutico, con el médico y con el enfermero y pudieran trabajar en prevención y en cesación con las empresas, las universidades e institutos, de tal manera que llegaran a un público que no acude de manera tan continuada a la farmacia».
También propuso utilizar otra vías de atención más allá de las presenciales, como puede ser recurrir al teléfono o videollamada o whatsapp, para, de esta forma, ser mucho más accesible.
La formación también fue objeto del debate y todos defendieron que para intervenir hay que estar formado y en este caso Carlos Jiménez afirmó que el farmacéutico es un profesional sanitario que está perfectamente preparado para ayudar a dejar de fumar, sobre todo, ese grupo de farmacéuticos especializados que siguen el programa Cesar de Sefac.