Si tienes diabetes, es muy importante que conozcas tus niveles de glucosa en sangre a diario y controles tu enfermedad para evitar complicaciones.
Existen tres pruebas que tu especialista te realizará para establecer un diagnóstico de diabetes o realizar un seguimiento de la enfermedad:
- Glucemia capilar: en la cual los niveles de glucosa en sangre se miden a través de un medidor (glucómetro) y tiras reactivas. Si eres diabético, tendrás que familiarizarte con una medición regular para así conocer tu control glucémico, la respuesta al tratamiento o también evitar la aparición de complicaciones como la hipoglucemia (glucemia menor de 70mg/dl).
- Prueba de orina: esta prueba sirve para comprobar la presencia de cuerpos cetónicos o cetonas en orina. Los cuerpos cetónicos aparecen cuando tu cuerpo utiliza su propia grasa para generar energía en lugar de glucosa. Esta situación puede condicionar una cetoacidosis diabética, que es una complicación grave más frecuente de la diabetes tipo I.
- Hemoglobina glicosilada (HbA1c): esta prueba se basa en la medición de la cantidad de glucosa adherida a los glóbulos rojos durante el trimestre anterior a la prueba y su resultado se expresa en porcentaje. Si ya estás diagnosticado de diabetes, es recomendable el seguimiento de la hemoglobina glicosilada al menos 2 veces al año.
Para el diagnóstico de diabetes mellitus, el valor deberá ser igual o superior a 6,5%, y para considerarse un estado de prediabetes, entre 5,7% y 6,4%, manifestando un estado normal con un valor inferior a 5,7%.
Una vez que se ha diagnosticado la diabetes, la hemoglobina glicosilada se utiliza como indicador de referencia para evaluar el grado de control glucémico, la respuesta al tratamiento y predecir el riesgo de desarrollo de complicaciones a medio y largo plazo. Esta prueba debes complementarla con los controles diarios de glucosa capilar, ya que proporcionan información distinta, y ambas son necesarias para hacer los ajustes a tu tratamiento.